Las pirámides egipcias no se
construyeron en dos tardes, al igual que su revolución no buscó su razón de ser
en un par de años de descontento ciudadano. Del mismo modo, no porque en la rebelión egipcia se
hiciera uso de las redes sociales significa que éstas hayan sido
el desencadenante de la misma. No se ha de caer en el error de pensar
que la rebelión egipcia surge espontáneamente a causa del descontento
coyuntural de unos cuantos cairotas que, gracias a Internet y las
redes sociales, consiguen que se les unan otros muchos. No, el hartazgo viene de largo.
De hecho, existía en Egipto un malestar político y social desde la década
de los 70, con un activismo minoritario empujado por una élite intelectual
contraria a la represión del régimen militar. Es necesario entender la Historia
para comprender el presente, esa disciplina que poco tenemos en cuenta cuando
analizamos un hito al que, fortuitamente, han dado voz los medios de comunicación. Todo tiene su
razón de ser, y la llamada “revolución egipcia” no es una excepción. ¿Qué
ocurría en Egipto en las últimas décadas del siglo XX, cuando nuestra imagen del
país no era más que pirámides y una buena opción para las vacaciones?
Amar el-Sadat |
Tomaré como punto de partida el régimen de Amar el-Sadat en la década de
los setenta. El-Sadat, siguiendo la estela de su antecesor Nasser, instauró una
dictadura de corte militar, muy próxima a EEUU. Con el régimen de el-Sadat, que
traía consigo aires más aperturistas, el
gobierno estadounidense había logrado establecer una alianza con
Egipto, clave para proteger sus intereses en Oriente Próximo y sacar a Israel
del ostracismo al que le habían condenado sus vecinos de la región. Con la
firma de los acuerdos de Camp David, por los que Egipto reconoce a Israel, se
recompensa al primero con una ayuda militar de 1500 millones de dólares anuales. Coetáneamente, durante
los años 1971 y 1972 tienen lugar significativas revueltas en la ciudad
cairota estudiantiles reprimidas con brutal violencia, surgidas en protesta de
la opresión del régimen militar.
En 1981, durante un desfile por el aniversario de la victoria de la Guerra del Yom Kipur, es
asesinado el-Sadat por un comando de la Yihad Islámica. Le sucede Hosni Mubarak
que, al igual que su antecesor, no duda en apoyarse en los
estamentos militares para afianzar su posición y, por supuesto, en complacer a
su principal aliado occidental, consolidando las alianzas con
Israel. Durante el gobierno de Mubarak, muchos altos cargos del ejército fueron
premiados con puestos directivos en grandes empresas y privatizaciones en su
beneficio. El cohecho, la prevaricación y la corrupción estaban en el orden del
día del nuevo régimen de Mubarak.
En 1991 el ejecutivo egipcio firma un acuerdo con el FMI que conduce a la
liberalización de los mercados y a la sucesión de un nuevo gran número de
privatizaciones con las que, una vez más, salieron beneficiados los altos
cargos adeptos al régimen.
Estas privatizaciones siguieron a lo largo de la primera década del siglo
XXI, impulsadas por una nueva reforma liberal en el año 2004 y nuevos recortes
sociales, tras la celebración del II Congreso Nacional Democrático. Aunque
esta serie de reformas económicas trajo consigo grandes beneficios
para la élite del gran capital, en el plano social tuvo efectos
devastadores. Se recortó en ayudas sociales, así como en sanidad y
educación pública.
Hacia el año 2005 el 40 por ciento de la población egipcia vivía
con menos de dos dólares al día y el coste la de vida había aumentado un 75 por
ciento en los últimos diez años. La brecha social y económica era
cada vez más aguda. No obstante, el Banco Mundial aplaudió, en el año 2007, las
reformas de Mubarak calificándolo como “el número uno de los reformistas”, sin
prestar gran atención a ese 40 por ciento de población sumida en la más dura de
las miserias.
Igualmente, para entender el porqué los Hermanos Musulmanes ganaron las
primeras elecciones una vez derrocado el régimen y su gran popularidad se ha de destacar la ayuda que prestó
este movimiento social a las familias
más humildes durante el régimen. Constituidos como un movimiento islámico, gran
cantidad de servicios sociales que prestaban constituía una alternativa para la supervivencia del 75 por ciento de las
familias más humildes.
Fueron
muchos los movimientos y protestas que surgieron a causa de este profundo malestar
en la primera década del siglo XXI, cuya lectura se ha realizar bajo el prisma
de la historia egipcia más reciente.
Pero ése es otro post, otra historia.
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