miércoles, 25 de diciembre de 2013

A propósito de la nueva ley del aborto


A propósito de la nueva ley del aborto, como mujer adulta me siento insultada, menospreciada. 

El Consejo de Ministros ha presentado un anteproyecto de ley que deja dos vías imposibles para abortar. Si el día de mañana falla algo (métodos anticonceptivos ante todo) y decido abortar, igual que puedo decidir no hacerlo, tendré que acudir a un comité bioético para que, en el mejor de los casos, me diagnostiquen un un daño psicológico provocado por la gestación.

Una especie de consejo de sabios decidirá por mí. Mi madurez y las circunstancias que me hayan llevado a tomar esa decisión de acuerdo a mi razonamiento y moral quedan anuladas. Gallardón me protege contra mí misma. Y a mí esto me suena cuanto menos totalitario, ya que la mujer como individuo queda supeditada a la razón de un colectivo superior. Mi decisión no vale una mierda. Mi madurez, tampoco. A lo mejor deciden, y no sé dice en base a qué, que no tengo ningún daño psicológico y que con veintipocos, con la carrera a medias y un trabajo de media jornada, me toca tener un hijo. Mi caso es el de otras tantas mujeres que no sabrían si tener un hijo o no. He dejado de ser dueña de mis circunstancias y decisiones. Ahora decide él, sí, un tío.  Y si te manifiestas en contra te vas a llevar un buen recuerdo, porque para protestar tampoco tenemos potestad.

Si un día una amiga me pidiera consejo sobre si abortar o no (ojalá nunca nos toque) me limitaría a decirle que la decisión es suya, que nadie mejor que ella es conocedora de sus circunstancias, que lo piense bien. Que igual de respetable es hacerse cargo del niño como no querer asumir un embarazo y un hijo/a. Que depende de ella. Porque parece que muchos piensan que el abortar nos supone un alivio, pero debe de ser una putada. Una putada que muchas asumen para evitar otra que consideran mayor, y están en todo su derecho.

Pero el viernes, esa razón que nos es inherente como seres humanos fue puesta en cuestión. Ahora somos niñas tontas y tienen que decidir por nosotras. Y yo eso no lo asumo. Yo soy adulta, madura y racional. Y éste es mi sexo, mi cuerpo y mi decisión. Tanto si quisiera abortar o tener el niño/a. Y no necesito un examen psicológico para que se me dé la razón.


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